Se curó la fibromialgia
Aporto esta entrevista publicada en La Vanguardia de Barcelona (http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20070920/53394903685.html ) y añadiré mis comentarios:
M. ÀNGELS MESTRE · EX FIBROMIÁLGICA
"El cuerpo grita que hay que cambiar algo"
Tengo 59 años: ¡estoy muy contenta con mi edad! Nací y vivo en Barcelona. Fui arquitecta, pero ahora imparto talleres de filosofía práctica. Estoy casada y tengo dos hijos, Anna (33) y Ferran (31), y una nieta, Maria (3). Soy apolítica. ¿Dios? Somos todos nosotros: con autoconocimiento, lo descubres. He sido fibromiálgica y he sanado
VÍCTOR-M. AMELA
- Qué es la fibromialgia?
- Una enfermedad con síntomas como dolores musculares, articulares y vertebrales, cefaleas, colon irritable, insomnio, angustia, taquicardia.
- Horroroso.
- ¡Yo los tuve todos! Y fatiga crónica, que suele ser la primera fase en muchas mujeres. - ¿No se da en hombres?
- El 92% de pacientes son mujeres. Y no encuentran alivio en ningún lado, y encima las llaman neurasténicas, histéricas, exageradas... Desesperadas, muchas caen en depresión. Y se dan muchos suicidios... - ¿Qué hace la medicina ante este infierno?
- Diagnostica la fibromialgia como dolencia crónica.
- O sea, que no se cura.
- Eso me dijeron a mí varios médicos. Y te recetan pastillas para aliviarte cada síntoma. Yo llegué a tomarme veinte pastillas al día...
- ¿Y qué tal?
- Tantas sustancias químicas sintéticas me empeoraban, con sus efectos secundarios.
- ¿Y qué hizo usted?
- Ya llevaba un año con dolores cuando me diagnosticaron fibromialgia, a finales del año 2000. Y comenzó un historial de tratamientos médicos y farmacológicos...
- ¿Con qué resultados?
- Un año y medio después seguía tan mal que dejé de ir a trabajar al despacho. Desde casa seguí trabajando, y llevando la casa.
- ¿Eso le alivió?
- No. Una mañana no pude levantarme: ¡una parálisis me atenazaba ambas piernas! Durante tres días no pude moverme. Fue tan espantoso... que eso me salvó.
- ¿Qué quiere decir?
- Que decidí que no quería seguir así.
- Ya, pero ¿qué podía hacer usted?
- Tomar yo las riendas. Dejar de esperar remedio de los demás. Dejar de ser una paciente: empecé a dirigir yo mi curación. Y hoy le digo que me considero curada.
- ¿No le duele nada?
- Nada. Y no tomo fármaco alguno. Los médicos dicen que ahora soy una fibromiálgica "asintomática", sin síntomas. Se resisten a aceptar que esté curada... Otros médicos me hablan de "remisión espontánea", como sinónimo de "milagro". ¿Milagro? ¡Ja!
- ¿Ja?
- No hay milagro: he trabajado mucho para aprender sobre mi mal, comprenderlo..., y cambiarme a mí misma, corregir mi vieja estructura psíquica, que era dañina para mí.
- Debería explicarse...
- Sí, quiero ayudar a otras enfermas.
- Los médicos se enfadarán con usted...
- ¡Soy hija de médico, sobrina de médico y hermana de médico! Y ellos me han visto sufrir tanto, tanto... Se han sentido tan impotentes, que al verme y escucharme hoy no sólo no se enfadan: ¡están contentos por mí!
- ¿Qué es lo primero que debería saber una fibromiálgica?
- Que su cuerpo está gritándole que hay aspectos de su vida que le conviene cambiar.
- ¿Qué aspectos?
- Toda mi vida yo había hecho cosas (y dejado de hacer otras) por agradar, por encajar, por ser reconocida... Y actuar en espera de aprobación externa es despreciar tu esencia.
- ¿Qué tiene que ver con la fibromialgia?
- Esta enfermedad deriva de una retención de la acción, de no hacer lo que sientes, de reprimir emociones. No estás queriéndote: el cuerpo somatiza el conflicto, y se queja.
- Si así fuera, ¿qué habría que hacer?
- Alinear pensamientos, emociones y acciones. Cuesta, y hay que ponerse a ello. Primer consejo: si piensas algo, ¡hazlo! Y si ves que no vas a hacerlo, ¡deja de pensarlo! Otro: esfuérzate en decir "no" sin sentir culpa.
- ¿Esto es algo que le cuesta más a la mujer que al hombre?
- Sí, porque las mujeres hoy se autoexigen más, por ganar reconocimiento de un mundo masculino... Y por eso yo era una perfeccionista, autoexigente, rígida, orgullosa.
- ¿Y ahora?
- Lo entendí y empecé a liberarme, y hoy soy condescendiente con los demás y consecuente conmigo (pienso, siento, actúo).
- ¿En qué se apoyó para este camino?
- En tratamientos psicoemocionales, homeopatía, acupuntura, flores de Bach... En la digitopuntura (shiatsu).En la respiración y la meditación guiada. En la visualización. Y en una cuidada alimentación.
- ¿Qué tipo de alimentación?
- Suprimí alimentos con conservantes, colorantes, espesantes y, sobre todo, con glutamato monosódico, un potenciador del sabor muy tóxico para mí. Deberíamos leer siempre las etiquetas...
- ¿Dejó de comer algo más?
- Reduje gradualmente lácteos, grasas saturadas, harinas refinadas, azúcar, café...
- ¿Y qué come usted?
- Alimentos biológicos y cocina macrobiótica. Harinas y cereales integrales. Legumbres. Semillas de sésamo, girasol y calabaza. Leche de arroz. Pescado blanco. Sal marina. Verduras frescas, pero las de raíz, y las blancas, y las redondas... Curé mi colon con sopas de miso, arroz integral y sésamo, ¡que te aporta el doble de calcio que la leche!
- ¿Qué alimentos ayudan más contra la fibromialgia?
- El miso y el tofu, con proteínas muy digeribles. La ciruela umeboshi, antioxidante y antiséptica. La seta shiitake, un depósito de energía. El kuzu, almidón blanco que alivia la fatiga. Las algas kombu, wakame, arame e hiziki, que aportan más minerales que las verduras y tonifican los nervios...
- ¿Y recomienda algún ejercicio?
- Caminar y respirar.
No es posible comprender la fibromialgia desde un solo punto de vista. Comprender el fenómeno exige la conjunción de, al menos, tres registros: el de lo psíquico, el de lo biológico y el de lo social.
En el ejemplo de esta persona, cuyo testimonio nos ayuda a comprender la enfermedad, vemos con claridad de qué manera los tres registros se encuentran tan íntimamente anudados, entrelazados, que nos facilita bastante la labor expositiva.
En primer lugar, está el registro de lo biológico. Lo pongo en primer lugar sin que ello implique ningún orden de jerarquía o de preferencia, pero sí aparenta un cierto orden temporal del modo en el que se presentan a la conciencia las cosas, en tanto conjunto de síntomas.
En el registro del cuerpo (más que en el registro de lo biológico, y creo que deberá ser así como deba llamar en lo sucesivo a ese registro), aparecen en primer lugar unos síntomas físicos inexplicables desde el punto de vista de la patología lesional, esa lesión que desde Bichat se instaló en el centro del sistema solar de la enfermedad (Laín Entralgo, P.: El diagnóstico médico. Historia y teoría. 1982. P. 61), o desde la explicación fisiopatológica o funcional. Lo primero que aparentemente se altera es, pues, el cuerpo de goce: el cuerpo es, con la fibromialgia, fuente de displacer que introduce a la víctima en un goce distinto al placer.
Después aparecen los síntomas psíquicos y sociales: depresión, abatimiento, ensimismamiento, aislamiento social, pérdida de los roles sociales y crisis de identidad.
Interesantísima la forma de sobreponerse a la enfermedad que muestra esta persona. Hay que leer bien su tetimonio. Como apoyo y refuerzo a su pensamiento, adopta una norma de vida regulada, que ella planifica: una dieta un tanto arbitraria, que es más por su efecto ideológico al imponerse una disciplina, que por sus posibles efectos curativos, lo que la beneficia.
Dado que hay una diversidad de testimonos que avalan la curación de la fibromialgia y de otras enfermedades incurables, ¿cómo abordar estos casos desde nuestra postura de médicos interesados en el conocimiento de la enfermedad?
La única teoría médica consistente con la exposición de este testimonio es la que desde aquí sustentamos como un nudo biopsicosocial.
¿Cómo desenmarañar el nudo?
Pues ya vemos que sin la participación activa, voluntaria, deseada, del paciente, no hay nada que hacer. Pero es que sin el diálogo clínico, sin hablar con el paciente las circunstancias que rodean su enfermedad, sin que ambos, médico y paciente, no vean con claridad cuales son los determinantes psíquicos, sociales y corporales de su trastorno, no va a haber curación posible. Y para eso se precisa cierto entrenamiento médico, además de un conocimiento teórico lo más extenso y exhaustivo posible.
Tras días de comentar este artículo con diversas personas afectas de fibromialgia, el comentario más común era de disgusto, porque de un modo indirecto culpabiliza a quienes padecen la enfermedad de "colgarse" en ella. Algo así a que "Si estás fibromiálgica es porque tienes problemas psíquicos y no te sobrepones a ella"
De nuevo nos encontramos con la cuestión personal frente a la general. Cuando alguien vende una receta universal, aparecen algunos problemas; en este caso, la receta personal es la curación de la protagonista de la entrevista. El diagnóstico de Fibromialgia es un diagnóstico médico, lo que quiere decir que se establece según ciertos criterios médicos. Estos criterios médicos no son completos, porque nadie puede pretender poseer el saber total sobre la enfermedad; entre otras cosas, porque la enfermedad es un invento humano que no existe como tal en la naturaleza. La enfermedad, desde el punto de vista de un discurso natural, no es nada malo, sino el modo como la vida ha resuelto la forma de prolongarse, esto es, matando al individuo y primando a la especie.
Tal como decía yo en mi comentario sobre la entrevista, es posible distinguir con claridad, en el relato de esta persona, los tres registros anudados en una entidad única: lo biológico, lo psíquico y lo social comprtaiendo, además, un registro de lo externo (lo que se dice de la enfermedad desde la medicina, desde la psiquiatría o la psicología, y desde lo social, como el impacto que tiene sobre la sociedad y en la sociedad) y otro registro de lo interno (lo que alguien, quien la padece, es capaz de decir de su enfermedad). Y esa entidad única es única a pesar de compartir con otras personas síntomas comunes que pueden agruparse artificialmente formando una identidad singular (la concreta enfermedad Fibromialgia), distinguible por la forma, de otras similares (otras enfermedades reumáticas).
Así que si pasamos la descripción que podemos hacer del modelo de enfermedad al que nos enfrentamos, a un modelo representable matemáticamente, y suponemos que cada uno de los registros es una dimensión, hemos compuesto un modelo pentadimensional (5 dimensiones). A saber: dimensiones biológica, psíquica, social, interior y exterior.
¿Por qué dimensiones, además, o en vez, de registros? Pues podemos asumir provisionalmente la definción matemática más simple que podamos aplicar al concepto de dimensión (intuitivamente, asumimos la definición vulgar mensurable: cada una de las magnitudes de un conjunto que sirven para definir un fenómeno), cuya forma más intuitivamente asequible es la que proporcionaré aquí: se llama dimensión al grado de libertad con el que se puede mover un objeto matemático en un espacio abstracto: un objeto será de dimensión n si puede dividirse en dos partes no conexas mediante un corte de dimensión n-1. Según esta definción eminentemente "intuitiva" de dimensión, diremos que la enfermedad es un objeto abstracto que se despliega en cinco grados de libertad, y que puede quedar reducida a un solo grado de libertad (dimensión 1) por sucesivos cortes excluyentes. Por ejemplo, si sólo se contempla desde el punto de vista biológico, el objeto enfermedad ha quedado reducido a una sola dimensión mediante un corte que desconexa esta dimensión de las otras con las que forma el objeto completo. Así con cualquier otra dimensión o corte.
Pero ¿cuál es la superficie sobre la que se practican los cortes o se construyen las dimensiones? ¿Cuál es la estofa, el paño, la hoja de papel, sobre el que se escribe o se sostiene cada una de estas dimensiones? Pues esta superficie que no tiene una consistencia material, esa superficie conceptual de la enfermedad sobre la que se dan cortes y dimensiones, sobre la que se graba algo, es la superficie que engendra el goce del cuerpo en el humano. Los cortes y dimensiones son, pues, sobre el goce. La estofa sobre la que se escribe la enfermedad, es el goce.
¿Es el goce una estofa? Si. Demostrarlo quedará para otro momento ¿Qué es el goce? Es el uso del cuerpo en sus coordenadas culturales y jurídicas y designa de una manera muy peculiar un sitio, pues en vez de designarme como un mueble, me designa como un lugar que es un defecto de pureza en el Universo (definción de Vappereau en "Estofa". p. 54)
Con esto, creo haber dado, por primera vez en público, el fundamento topológico, matemático, al modelo biopsicosocial de enfermedad. Esto debe ser lo más parecido al esfuerzo de una primicia.
Sin embargo, a esas cinco dimensiones de la enfermedad queda por describir una sexta, que es el síntoma.
En realidad, el síntoma es un recorrido que corta la estofa de la enfermedad en una temporalidad. Es la sexta dimensión de la enfermedad: el recorrido personal por las cinco dimensiones precedentes.
Esta idea del síntoma como dimensión temporal (no genera estofa) que corta a las otras cinco, la desarrollaré más despacio, pues requiere, para su comprensión, del recurso a dibujos que no me resultan fáciles hacerlos con un ordenador, de modo que tendré que recurrir a escanear imágenes que expresen mi idea del síntoma, y a colgarlas aquí como modelos explicativos del concepto complejo y completo de enfermedad.
El recorrido del síntoma por la estructura, es un recorrido histórico y personal. Es el modo como cada persona toma contacto con su forma particular de goce. El síntoma da cuenta de ese recorrido singular a pesar de las similitudes entre casos.
En suma: lo que se describe aquí es la estructura de la enfermedad como una estructura de seis dimensiones.
JM Gasulla
Esta señora no nos enseña nada, bueno sí,cómo ganar dinero a costa de la desesperación de los demás,y para ver esto no hace falta estudiar medicina ni usar un lenguaje complicado.
ResponderEliminarY si se ha curado es un milagro que hay que atribuirle a Dios o al diablo,no a las algas y la meditación.
Lo que me llama la atención es la publicidad mediática que tiene esta sra.Porque si yo me levanto curada una mañana y digo que me han abducido seres de otro planeta con una tecnología muy superior a la nuestra,que me han dado un mensaje para la humanidad de fraternidad,nadie me creerá, aunque en el tereno de la hipótesis es tan posible cómo lo que nos propone la sra Mestres.Porque todo su discurso raya lo esotérico-místico.
Están desviando el tema, porque la evidencia y el sentido común indican algún factor medioambiental que no interesa salga a la luz.
http://lacomunidad.elpais.com/sindrome-fatiga-cronica/category/curaciones