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sábado, 28 de abril de 2007

El Padre es una invención femenina

Nuestra comprensión actual del mundo, de las relaciones y de las identificaciones de los roles sociales, como el género y el sexo, la familia, la jerarquía, corresponden a una visión del mundo desde la institución del patriarcado.
Desde esa óptica patriarcal, que ha ocupado a toda una Era de la Civilización, el elemento que ha ordenado la aprehensión del mundo es el falo, es decir, el rasgo uno, aquello que falta para sentirse completo (que es una de las definiciones conceptuales del falo) y que, en consecuencia, no es posible positivizar salvo de un modo imaginario o mediante un símbolo. Este símbolo que representa lo que completa la falta, ha sido representado como un pene erecto, pero puede ser representado por cualquier cosa que supuestamente represente aquello que realizaría la dicha de no sentirse mermado, desde un objeto inanimado hasta un objeto animado, como un/a sex-simbol.
Congruentemente con la idea fálica predominante, está la aceptación de la verdad como criterio de ordenación de los juicios (¿por qué la verdad tendría que ser lo definitivo que ponga fin a la búsqueda del sentido de las cosas?), la racionalidad como modo de alcanzar la realidad final del mundo (¿por qué la racionalidad tendría que ser el único modo de alcanzar esa verdad?) y el rechazo de lo contradictorio, lo diferente, lo plural.
También desde el patriarcado, que sólo encuentra sentido en el sostenimiento del falo como la posibilidad de completud y dicha plena, el efecto de sometimiento a la autoridad fálica es aprovechado para ejercer el dominio social.
La lista de los efectos y el orden establecido por el patriarcado fálico no está ni mucho menos completa, pero sí que aunque limitada, esta brevedad aquí expuesta da una idea de a qué me refiero con la expresión del orden fálico del patriarcado.
Desde el patriarcado fálico se ha teorizado el mundo mediante valores que han representado este carácter único, o su ausencia (el uno, el cero, lo verdadero, lo falso, la razón, lo idéntico, lo universal, lo singular…) y en lo social, se ha dado como un hecho establecido, aceptado como evidente y sin crítica pues no precisaría demostración, es decir, de forma axiomática, que existe un dominio natural del macho sobre la hembra y del más fuerte sobre el más débil. Esto es así, se diría, es un hecho de evidencia inmediata y no admitiría crítica.
Así que el falicismo, el patriarcado, son hechos inmediatos que vendrían dados y suministrados “por defecto” por la naturaleza. El orden del mundo sería fálico y la naturaleza impondría a los humanos esa ley fálica. Acorde con esta idea, para comprender la función del padre, Freud utilizó un mito por medio del cual esa función se temporaliza en dos tiempos: un primer tiempo de dominio absoluto en el que el padre aparece como el amo absoluto, y un segundo tiempo en el que ese padre primordial ha sido asesinado y sustituido por su símbolo, dando así lugar a la ley (Tótem y tabú)
Ese padre primitivo es destacado en el mito por ser brutal y por ejercer el goce sobre todas las cosas, desde el goce sexual sobre todas las hembras hasta el goce del poder sobre el resto de machos hijos. Sin embargo, de esta figura, que se nos presenta dada en sí misma, como caída del cielo, sin necesidad de recurrir a ninguna anterioridad o circunstancia que no sea a sí misma, no obstante, no puede darse lógicamente sin el consentimiento de las hembras. Serían las hembras las que consentirían y desearían su existencia como padre generador.
En el mito, sería dable pensar que son las hembras las que eligen y marcan a un macho como el padre, el amo, por cuyo través y con referencia a su deseo, por proximidad, se jerarquizan y ordenan socialmente. Por así decir, el padre es un invento femenino que ordena socialmente e instaura la sociedad de las hembras. Las hembras nacen al mundo humano mediante la instauración de un símbolo que las ordena socialmente y orienta su deseo más allá del deseo de hijo.
La creación de este símbolo femenino, que es el Padre, ordena, a su vez, al grupo de los machos y el resto de esta historia sobre la aparición de la ley ya es conocida mediante el mito de tótem y tabú.
De este modo, el mito del origen del orden humano aparece como más en consonancia con cúmulo ingente de datos que apuntan hacia una primacía aparente de lo femenino. Este enfoque del asunto es asimismo plenamente congruente con los datos que provendrían de las observaciones de los mamíferos grupales en estado salvaje o de naturaleza, que está sometido a ciertas regulaciones. Es posible aceptar como criterio que el grupo de las hembras acepta, y se somete, el dominio de un macho que ha resultado apto para la transmisión de ciertos rasgos genéticos de carácter, como aquél que sería portador genéticamente de más fuerza, de mayor sentido territorial, más inteligencia, etc. Es una selección que quedaría librada a la competencia entre machos. Entre tanto, las hembras esperarían a ser fecundadas mayoritariamente por ese macho, pero no solo. En razón de la proximidad a ese macho, el grupo de hembras se jerarquiza y establece su sistema de rivalidades.
El problema en el mito se plantea en el paso de la poligamia a la monogamia, conservando ciertos restos de una existencia poligámica. Aquí aparece, en Freud, la alianza entre hermanos tras el asesinato del padre primitivo. Pero es un hecho que la monogamia es aceptada por las hembras, y en algo ha de beneficiarlas, del mismo modo que las beneficiaba la existencia del harén en el gineceo ordenado.
Abandonando el mito, puede aceptarse que es un hecho que son las mujeres las que buscan un padre, para sus hijos, y erigen a un hombre en esa categoría. La mujer hace padre a un hombre, y también lo destituye si no está a la altura de lo esperado.

martes, 24 de abril de 2007

Anorexia y bulimia

No es un tema del que se hable ahora. Está de moda. Y la cuestión me viene a cuento por un programa televisivo que era un reportage sobre las páginas Pro-ana, o favorecedoras y promotoras de la anorexia como forma de vida. No sólo ese programa de TV, sino, especialmente, las reacciones que se han suscitado en algunos foros de Internet, con ruido de amenazas y reprimendas a las promotoras de las páginas.

Pero todo esto constituye una cortina de humo que pone en evidencia a la anorexia nerviosa pero esconde a la persona. Como con el tabaco, el alcohol, algunas costumbres sociales, se legisla. La legislación uniformiza, borra de nuevo al sujeto. La anorexia nerviosa no se puede regular por ley. "No, ya -podrá decir la ministra de turno- Eso ya lo sabemos. Lo que pretendemos es que no se haga hincapié en un ideal de belleza que lleva a las muchachas a querer adelgazar". Yo creo que hay algo desenfocado en esto, porque lo del ideal de belleza es una excusa. Ninguna bella admirada es un esqueleto que no pueda tenerse en pie. Hay un exceso de delgadez que es la antítesis de lo bello.

No son tan tontos en el Ministerio de ocasión como para no estar advertidos de que la delgadez de las modelos no es un ideal de belleza. Acaso, constituye el abrir los ojos a la posibilidad de transgredir y poder ser consideradas bellas en la fealdad, con un cuerpo cada vez más horrible. Pero, insisto: esto es lo que es ahora, en lo que se ha convertido ahora, la anorexia nerviosa. En los tiempos en los que simplemente no habían medios como ahora, la enfermedad ya existía y nada tenía que ver con todo esto, por la razón de que en primer lugar, el ideal de belleza femenino era más bien las regordetas y llenitas en carnes y, después, porque no había difusión de la delgadez como ideal.
Vale que lo de ahora es la extensión de un problema. Pero ¿qué problema? En lo que se ha convertido, o un aspecto de la cuestión, es el puramente estético, transgresor. Bajo mi punto de vista, es necesario hacer distinciones ante cada caso. Ya digo: no es lo mismo el síntoma anorexia nerviosa en una psicosis que en una neurosis o en una adolescente rebelde que encuentra en hacerse delgada un motivo de ser.
Como con el tabaco, estas páginas pro-ana han de advertir del riesgo de seguir los consejos que se prodigan, porque es posible que alguna caiga en un camino de no retorno y que muera en el proceso de "deformación" de su cuerpo (al escribir "deformación" me ha venido a la cabeza la comparación con la cirugía estética y sus riesgos, en la misma línea de modelar y "deformar" el cuerpo). La inmensa mayoría de jóvenes son anoréxias por imitación, es decir, histéricas, y estas tienen poco riesgo. La mayoría son comparables a las góticas y punkis. Dentro de esta moda, dentro de esta masa de delgadas (hablaríamos de la obesidad en otra ocasión), hay, no obstante, personas que padecen una "enfermedad mental". Es la genuina anorexia nerviosa, como síntoma histérico grave o como síntoma psicótico.

El movimiento pro-ana parece perseguir y hacer de la transgresión, un modo de existencia. Para ser, no hay que tener. Creo que ese el el fundamento discursivo de la delgadez extrema como canon estético.
¿Por qué esto afecta a las muchachas y no a los muchachos, salvo de una forma mucho más benigna y muy distinta? Por fuerza creo que hemos de introducir el cuerpo sexual, sexuado, para comprender, y cuál es la relación de cada cual con él.


En este aspecto del cuerpo sexuado coinciden anorexia y bulimia, pero en nada más. He escuchado y leído por ahí que la bulimia era el mismo proceso, pero en sentido inverso que el de la anorexia. Eso es rigurosamente falso. Son la inversión el uno del otro si consideramos únicamente el aspecto más sintomático del asunto, o sea, que mientras que en una dolencia se come en exceso, en la otra se deja de comer también en exceso.
En ambas patologías (cuando son patologías), el motivo es la comida, pero lo que está en juego es el cuerpo sexual. Y en este punto acaban, para mí, las comparaciones. En la bulimia grave, la comida es un calmante de la angustia. Se identifica la angustia como un vacío en el estómago y se toma como hambre. Evidentemente que no es hambre y que, en consecuencia, la señal de inhibición fisiológica del hambre (la replección del estómago y el aumento de los niveles de glucosa en la sangre) no resulta operativa, no constituyen frenos, y el sujeto queda a merced por entero de la angustia y de la imposibilidad de calmarla de un modo tan equivocado.


Yo distinguiría, al menos, tres formas clínicas del proceso llamado "anorexia nerviosa": la anorexia nerviosa de tipo psicótico, la anorexia nerviosa de tipo histérico y la falsa anorexia nerviosa.
En las anorexias graves, efectivamente está invariablemente en juego el cuerpo sexual y la relación sexual. El interés parece puesto en el hecho de ser admiradas, deseadas, que se fijen en ellas, sean chicos o chicas, pero sin ningún fin sexual. Sólo narcisístico del tipo "ser admiradas o deseadas".


No es infrecuente que muchachas poco agraciadas o con alguna "anomalía" en sus cuerpos (demasiado bajitas, demasiado altas, gorditas, caderas anchas, que se consideren a sí mismas poco agraciadas, etc.) tan frecuentes, por otra parte, en la adolescencia, caigan en eso que llamo "transformación corporal desde dentro" (anorexia nerviosa, bulimia) en vez de la "transformación corporal desde afuera" (vestidos, estética, maquillajes, etc.), más propio de personas que se encuentran más o menos a gusto de su cuerpo y lo embellecen para seducir.
De todos modos, no estoy tan seguro de que la bulimia pueda considerarse como una transformación corporal "desde adentro" en la misma consideración que hago de la anorexia nerviosa.


Por lo común, las muchachas anoréxicas tienen una relación con el sexo,casi inexistente. Lo que yo he escuchado de ellas es, invariablemente, que no les interesa el sexo o que les da asco. Ese ¡Puagff! tan expresivo frente al sexo, es eso: muy expresivo de la situación de asco frente al sexo opuesto. ¿Por qué? Cada muchacha da una explicación, y si se pudiera extraer un común denominador, quizá predominaría la angustia frente al sexo opuesto, especialmente frente a los genitales del hombre. No estoy diciendo que la angustia frente al sexo sólo se de en la anorexia nerviosa ni que sea la causa del fenómeno. Está presente en otras muchas patologías, pero casi es invariable en la anorexia nerviosa.
No es de extrañar, entonces, que la homosexualidad sea una norma bien acogida entre ellas, aunque no sea el mantenimiento de relaciones sexuales el fin de esa relación, sino el recibir el amor y la admiración y aceptación de una semejante que no es un hombre. Que no sea un hombre parece lo prioritario frente a la posibilidad de que sea una mujer.
Pero esto es variable. He forzado un poco el común denominador.
Otra hipótesis que se puede barajar es la del odio al hombre y el fantasma femenino de matar al hombre después de castrarlo, o de castrarlo directamente. Pues bien: este fantasma se "encarna", toma cuerpo, en la obsesión de algunas mujeres por el tamaño del pene de los hombres, en algunas fobias sexuales y en conductas (llamémoslas así) identificatorias al hombre. Son "complejos" femeninos poco estudiados en general, porque han sido los complejos masculinos los que han dominado el panorama de la clínica psiquiátrica.
Ocurre que el despertar del sujeto femenino, en nuestra cultura, ha traído parejo el descubrir y quedar de manifiesto una riqueza nosológica propia de las mujeres, del mismo modo que hay una riqueza nosológica propia de los hombres. El fetichismo masculino es casi, casi, el modo de relación sexual de los hombres, mientras que el fetichismo femenino incluso se llegó a considerar inexistente, cuando eso no es cierto. Entonces, el fantasma femenino de castrar al hombre, que se manifiesta de múltiples maneras, como el rechazo al órgano sexual masculino, la fobia al pene, el asco, la obsesión por el tamaño del pene, la fantasía de castrar al hombre, sea psíquica o físicametne y una cohorte de otros indicios del mismo estilo, son quizá lo novedoso de ese descubrimiento del sujeto femenino.


Por lo que me cuentan las personas que padecen este trastorno, el deseo que las mueve es hacer desaparecer el cuerpo de mujer, que también es el suyo. Se cortan el pelo, ignoran sus genitales (incluso en el plano físico pierden la menstruación), deforman el cuerpo femenino hasta hacerlo un guiñapo, un trapo, un esqueleto. "Lo primero que hice -me cuenta una de mis pacientes- fue cortarme el pelo, cambiar el cuerpo, comprarme sujetadores que me apretaran los senos para que no se notaran; que donde habían redondeces hubieran huesos. Borrar todo vestigio del cuerpo de una mujer"
Otra paciente anorexica, de 65 años, me decía, en sus momentos de crisis más graves, que todo su deseo era cortar por la línea de puntos (el cuello) para hacer desaparecer el cuerpo de mujer que veía reflejado en el espejo. Odiaba ese cuerpo de mujer y cuanto más horrible, más deformado, más irreconocible como ser sexuado, más próxima al ideal se encontraba. Hacer desaparecer el cuerpo, es lo que deseaba con todas sus fuerzas.


Con respecto al sexo, especialmente la mujer mayor, me contaba que su odio era al cuerpo de mujer que tenía. Ya no quería otro cuerpo de mujer. No gozaba sexualmente ni eróticamente. Lo que quería era hacer desaparecer el suyo. Ella estuvo muy grave, al borde de la muerte. Llegó a pesar 34 kilos. Era terrible. Sufría un montón, y yo sentía por ella una compasión que me ahogaba. Superó esos períodos existenciales suyos tan dramáticos, y pudimos aclarar lo relativo a los desencadenantes de las crisis y a su vulnerabilidad. Finalmente, su deterioro mental (cerebral, por lesiones neurológicas debidas a la desnutrición crónica) no permite seguir trabajando.
Las personas que yo he tenido, y tengo, en la consulta, no es que quieran ser muchachitos, es que, repito, invariablemente desean no tener un cuerpo de mujer que, a su plena disposición, pueden maltratar a placer (su cuerpo). Se diría que sienten un profundo odio hacia la mujer que no pueden ser y a la que envidian. Sabemos qué estragos es capaz de causar la envidia y el odio. Pero esto puede ser una etapa, y en otra etapa, de lo que se trata es de aplastar el deseo sexual masculino, acabar con él, y en este afán nada mejor que convertir el cuerpo femenino (objeto de deseo sexual masculino), en algo esperpéntico, rechazable, en un horror. "¡Deséame ahora así! ¡Quiéreme ahora por mí misma, y no por lo que soy, o sea, un cuerpo erótico que no llegaré a ser nunca para tí!" Eso también da cuenta de alguna etapa o de algo permanente en alguna de ellas.

Por mi parte, tiendo a considerar la anorexia nerviosa como un fenómeno que carece de sentido sin lo social. Pero es que lo social que a mi juicio está implicado, es la función sexual.

"Si no puedo ser bella, seré horrible" parece ser el lema que sostiene la anorexia

JM Gasulla

lunes, 23 de abril de 2007

Si tengo depresión es que me faltan antidepresivos...

... que es lo mismo que decir que porque cuando me duele la cabeza y me tomo una aspirina, se me calma el dolor de cabeza, entonces lo que me falta es aspirina, luego si me tomo aspirina cada día así nunca tendré dolor de cabeza.



¿Es que cuando uno está "deprimido" le falta Prozac? ¿Es que el cerebro fabrica Prozac, y si estás deprimido es que ha dejado de fabricar Prozac?



Pues no, mire usté: uno tiene una pena, porque las cosas no le van como uno qusiera. Entonces, esa pena se traduce en el cerebro como una bajada en la fabricación de un neurotransmisor, que viene a ser como los enchufes que conectan las neuronas entre sí. Entonces, cuando se toma Prozac o algo que se le parezca, las neuronas se enchufan más, y entonces uno deja de tener pensamientos chungos.



¿Pero es que si tengo pensamientos chungos, eso quiere decir que tengo pocas neuronas enchufadas, y que necesito más enchufes, y que el Prozac o lo que sea, me las va a enchufar, y entonces ya no tendré malos pensamientos?



¡Joer! ¡Pues vaya simple me lo explica usté! Yo soy de los que piensa que no tenemos pensamientos chungos porque tenemos pocos enchufes funcionando, sino que las cosas que ocurren no nos gustan y eso hace que algunas neuronas se desenchufen. Si uno se deja llevar por esa pena (que es un dolor del "alma"), entonces se le desenchufan las neuronas y al final ya se quedan desenchufadas. A veces hay que darle un empujocillo al asunto para que la fábrica se vuela a poner en marcha, pero creo yo que ha de ser lo suficientemente cuidadoso como para que, por la misma aportación de fármaco, no nos vaya a ocurrir que el cerebro se ponga vago y le de por dejar de fabricar lo que debe y, como que ya le viene de afuera con pastillas, pues deje de hacer su trabajo. Yo pienso que entonces hay que andar con cuidado entre el tiempo de tratamiento y la dosis, de modo que no se vaya a acostumbrar el cerebro a trabajar poco y tengamos a alguien dependiente de los medicamentos, es decir, a un enfermo generado por el médico.

¡Ah!

domingo, 22 de abril de 2007

Desestimada por tener estudios

Tener estudios
CRISTINA SÁNCHEZ MIRET
YA LO VEN, VA a ser verdad que las mujeres mejor que no estudien porque acaba perjudicándolas En Valladolid se ha archivado un caso de maltrato psicológico porque la víctima - una mujer que denunciaba a su marido porque le controlaba el dinero de forma enfermiza y la vejaba continuamente- tiene estudios universitarios. El hecho deja en una situación de total indefensión a la denunciante y a todas aquellas mujeres que están en su misma situación porque, evidentemente, ante resultados como éste se van a pensar mucho más de lo que ya lo hacen pedir ayuda a la justicia. Si siempre lo han tenido difícil, ahora lo tienen incluso peor. Queda bien claro que esta sociedad no avanza en defender los derechos de la mujer igual que defiende los del hombre.
Lo sucedido, de por sí grave, lo es todavía más porque la decisión ha sido tomada por el juez del juzgado de Violencia contra la Mujer - inaugurado el día 1 enero del presente año-, y por las razones que han llevado al titular del juzgado a tomar tal decisión: ha considerado sorprendente que alguien con alto nivel de formación soporte malos tratos sin poner remedio a dicha situación.

Ya lo ven, va a ser verdad que las mujeres mejor que no estudien porque acaba perjudicándolas. Tanto insistir en la necesidad de que para disminuir la desigualdad entre hombres y mujeres en esta tan querida nuestra sociedad había que estudiar; tanto señalar como una de las causas de la desigualdad el bajo nivel educativo de las mujeres españolas en comparación con el de los hombres españoles, e incluso en comparación con el de otros países más avanzados que el nuestro. Ahora que ya lo hemos superado - tanto la desventaja con la que partíamos como el nivel educativo general de los hombres-, el mensaje de este juez - y de la sociedad en su conjunto si no se hace nada por cambiar lo que ha acontecido en este caso- se puede leer entre líneas: es decir, tener estudios no os va a servir de nada, en todo caso no os va a servir para la igualdad prometida - esto lo saben ya las mujeres- y además, puede incluso que os perjudique.

Las malas lenguas ya decían que las que estudiaban no encontrarían marido, ahora habrá que añadir que si hemos estudiado no podremos sacárnoslo de encima. Se mire como se mire, continuamos exigiendo cosas distintas según el sexo. A ningún hombre universitario víctima de una agresión, por ejemplo, en un barrio problemático se le ha negado un juicio justo por el hecho de saber - se le supone que es leído, que está informado, que tiene recursos de actuación y discernimiento claro- que no hay que pasearse a determinadas horas por ciertos sitios. En la noticia no aparece, pero supongo - y es sólo un mero suponer- que el juez también debe de haber considerado que puesto que el marido es profesor universitario, al ser un ilustrado está por encima del bien y del mal, y que por lo tanto no puede haber tenido un comportamiento tan indigno respecto de su mujer. Aparte de la desinformación sobre la problemática de los malos tratos y del perfil de los maltratadores que se pone de manifiesto, también es evidente la mala información que tiene este juez sobre lo que supone tener estudios.
Haber ido a la escuela y haber conseguido un título de los más altos en el sistema educativo no presupone ni asegura ser buena persona, ser educado, ser respetuoso, comportarse éticamente, observar los derechos de los demás... ni siquiera asegura hacer bien el trabajo para el que supuestamente uno se ha preparado bien; la actuación del juez es un ejemplo paradigmático - si gusta más, de manual- de esta triste realidad.
C. SÁNCHEZ MIRET, socióloga
Fuente: http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20070422/51333218450.html

martes, 17 de abril de 2007

Matanza escolar en EEUU

Poseer un arma es tener en la mano el poder de matar a un congénere o a cualquier cosa que se quiera considerar como objetivo.
Debe haber un goce en el acto de matar a otro. En consecuencia, poco menos que imposible impedirlo, si se sintió el poder con un arma. Además, en EEUU es un derecho constitucional que se potencia y se justifica creando climas de miedo, como mostró Michael Moore en sus filmes. Que regularmente haya una matanza, sea de estudiantes, de ciudadanos, de soldados o reventados por un cinturón de explosivos un día cualquiera en un mercado iraquí, forma parte de nuestra naturaleza. Y aunque los gobiernos se apliquen (con violencia) a reprimir esa violencia, habrá que "vacunarse" contra las emociones de rechazo que nuestra civilización ha logrado introducir en nuestra percepción y construcción de la realidad. La vacuna viene de los medios de información y de difusión de la información.

Nuestra progresiva inmunización, por lo demás inevitable, frente a la barbarie, está siendo muy bien aprovechada por quienes hacen de ese acostumbramiento su medio promocional. Desde los informadores, que venden el horror en sus periódicos o en las ondas, pasando por los políticos y concluyendo en quienes efectivamente se enriquecen con nuestro horror acostumbrado, las matanzas venden bien.

¿Son autistas los bloggs?

Digo que me parecen cosa de autistas, porque para escribir cada entrada te puede dar el alba con ojeras y la cara caída; después, porque la parida que has escrito la dejas ahí colgada sin que se la dirijas a nadie ni porque eso que has escrito forme ningún tipo de diálogo previo con nadie que no seas tú y tu narcisismo, que la cosa es de frenesí gozante con solo ver lo listo que eres y lo bien que escribes.

O sea, que tú dejas ahí lo escrito y que alguien te lo lee, si es que lo lee, porque lo tuyo está tan escondido que ni lo encuentras cuando lo buscas, y eso que tienes buscadores y referencias puestas para volver a encontrarte.

Y es que yo prefiero el diálogo, la interacción, el conversar, más que la exposición del producto para ver si alguien compra o lee.

Mucho más interesantes los grupos, enlos que hay discusión, intercambio, y otros que hablan contigo y no únicamente tu propio espíritu un tanto aburrido de quererte tanto.

lunes, 16 de abril de 2007

Cualquier Blogg pasado fue mejor

Estoy aprendiendo el difícil arte de montarse un blogg.

Algunos nacen listos y otros nacemos torpes, como este editor de texto, que va más lento que yo.

¡Que no cunda el pánico! Sólo estoy haciendo el ridículo.

Prometo que, en lo sucesivo, mis escritos serán más ingeniosos e interesantes, pero por ahora me he de conformar con las pruebas de imprenta.

Que nadie espere escritos brillantes ni frases ingeniosas, porque eso ya lo hacen otros mejor que yo. Más bien aquí se puede esperar la vulgaridad de un tipo vulgar, y eso no vende. ¡Qué le vamos a hacer!

Ya volveré en otro momento ¿vale? Ahora me voy. ¡Ciao!