Dedicado a las reflexiones sobre la vida, la mía, la de otros, la salud y la enfermedad y cosas así, en serio y en broma. También, en este lugar pretendo que tiempo y el espacio se vuelvan íntimos. JM Gasulla

jueves, 4 de diciembre de 2008
Pues seguro que sí, porque pretende cosas con esos métodos. hablo, naturalmente, del terrorismo de ETA.
¿Y qué lógica, si puede saberse?
Pues que no importa la persona, ni apenas importa el mensaje. Cualquiera deja de ser persona para ser un objetivo. La sociedad está despersonalizada según esa lógica de estos. Valientes gudaris, para más seña. Pero quienes les apoyan, y sorprendentemente son muchos los resentidos contra el mundo y que encauzan ese resentimiento de este modo, probablemente no caen en la cuenta de que no están a salvo. Ellos también son sociedad, los "otros", los objetivos de las balas y de las bombas, que son argumentos de una contundencia tan aplastante que no hay quien les conteste.
La cosa es si con estos argumentos, matando ancianos, han logrado convencer a muchos más de los que ya están convencidos y que necesitan de estos "actos heróicos" (matar de dos tiros a un anciano desarmado que va a jugar una partida de mus con los amigos) para sentirse vivos.
¿Cuál es la lógica del asesinato etarra? Pues que yo no soy una persona. Soy un objetivo. Y que apra decir que no les gusta que una vía de tren les ensucie los pastos de vacas ni el bello paisaje rural atávico, cualquiera de nosotros es el papel y la pluma sobre el que escriben: nos importa el paisaje, no las personas.
Al final, no se sabe si quedará paisaje para que lo vea nadie: estaremos todos muertos.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Si tú lees, ellos tiemblan
Es un lema que se me ha ocurrido hoy, pensando en quienes mandan el mundo, o mandan en el trabajo.
La revolución del esclavo debe pasar por conmover al capataz. El capataz es un esclavo que, poniéndose del lado del amo, espera obtener privilegios a cambio de someter con crueldad a los esclavos.
El capataz no se va a rebelar nunca. Espera obtener, no sólo privilegios, sino una parte de sentirse ser alguien por parte del amo, si le sirve bien. Servir bien al amo es transmitir sus consignas, sus desmanes, extender la alienación, engañar con promesas de nuevos privilegios a los tontos que, sabedores de la imposibilidad de la libertad, esperan mejorar su miseria engrandeciendo el esplendor del amo.
Quienes joden el mundo, además de los amos, por su codicia, son los capataces.
¿Quién es un capataz? El mando intermedio, la cadena de mandos intermedios, todos aquellos que tienen un grado más que sus "inferiores".
El ardid del amo, para sobrevivir, es multiplicar los capataces jerarquizándolos y dándoles privilegios según muestran lealtades.
Pero la libertad, la resistencia con

Por eso, cuando tú lees, ellos tiemblan.
La cultura, la lectura, es la libertad.
Por unas universidades libres, por la libre circulación del pensamiento, por la libertad de pensamiento y de lectura.
Contra los capataces, lee.
AVISO:
OBAMA NO ES EL MESÍAS
Obama es un cotinuador de lo mismo
JM Gasulla
jueves, 20 de noviembre de 2008
"El error de Descartes". Antonio Damasio
Fui posponiendo su lectura o, más bien, no tuve ninguna intención de leer el libro.
Ha sido a raíz del comentario que leí recientemente de un neurobiólogo, y que de nuevo repetía que Descartes estaba equivocado, que decidí abordar la cuestión un poco más en serio. Compré el libro de Damasio y he leído cuantas crríticas han caído en mi mano, a favor o en contra, puntualizaciones, discrepancias y concordancias.
Pues bien: Damasio, tras copiar un fragmento del texto de Descartes
Por ello supe que yo era una sustancia, cuya misma esencia o naturaleza es pensar, y que para su existencia no hay necesidad de ningún lugar, ni depende de ninguna cosa material; de manera que este 'yo', es decir, el alma por la que soy lo que soy, es completamente distinta del cuerpo, e incluso es más fácil de conocer que éste; e incluso si no existiera el cuerpo, el alma no cesaría de ser lo que es
añade:
Éste es el error de Descartes: la separación abismal entre el cuerpo y la
mente, entre el material del que está hecho el cuerpo, medible, dimensionado,
operado mecánicamente, infinitamente divisible, por un lado, y la esencia de la
mente, que no se puede medir, no tiene dimensión, es asimétrica, no divisible;
la sugerencia de que el razonamiento, y el sufrimiento que proviene del dolor
físico o de la conmoción emocional pueden existir separados del cuerpo. Más
específicamente: que las operaciones refinadas de la mente están separadas de la
estructura y funcionamiento de un organismo biológico.
Y yo pienso que éste es, precisa y concretamente, el error de Damasio. Se trata de un "mal análisis", pues no distingue, en el fragmento que critica de Descartes, entre lo que es necesario y lo que es contingente. Este error de Damasio sólo se aprecia si se modaliza el fragmento de Descartes. Hay en ese fragmento cosas que dependen de una forma particular de comprender el mundo, de una creencia, de circunstancias de naturaleza empírica que deben ser comprobadas, y otras, en cambio, que son verdades independientes de cómo creamos que es el mundo.
Por ejemplo, cuando Descartes dice "... este 'yo', es decir, el alma por la que soy lo que soy, es completamente distinta del cuerpo..." contiene tanto elementos necesarios como elementos contingentes. Puedo distinguir un 'yo' que habla y piensa de un yo materia, pues la imagen de mi cuerpo en el espejo no refleja mi pensamiento ni mi nombre, y por más que abriera la superficie de mi cuerpo, siempre se reflejaría una superficie en la que no hallaría ese nombre escrito. ¿Por qué el artificio de un espejo? Porque le hacemos suponer que en su eflejo no existe más que la materia y que eso nos permite distinguir un 'yo' carne de un 'yo' que nombra y reconoce esa carne como 'yo'. Damos ahí con algo que no puede ser reducido a una creencia, ni tan siquiera a una comprobación empírica a pesar del artificio del espejo utilizado con fines ilustrativos.
Luego, entonces, he de pensar que hay en mi alguna naturaleza que no se puede reducir ni a la pura emoción, ni al puro pensamiento, pero que en cualquier caso que me es imposible pensar perteneciente a la materia de la que me creo hecho. Esta naturaleza no es necesariamente un alma espiritual e inmortal, porque creer en ese alma es contingente; pero, sin embargo, me veo forzado a pensarme distinto que la materia de la que me reconozco hecho, aunque yo no procedo, y soy a la vez inseparable, de esa materia.
JM Gasulla